16 mar 2013

POEMA DE UN PERRO.


Yo soy el que te espera..


Tu coche tiene un sonido especial y puedo reconocerlo entre mil.

Tus pasos tienen un timbre mágico, son música para mí.

Tu voz es el mayor signo de mi tiempo feliz y, a veces, no es necesario mencionar: oigo 


tu tristeza.

Si veo tu alegría, me hace feliz!

No sé lo que es olor bueno o malo, solo sé que tu aroma es el mejor.


De algunas presencias a veces me gusta. Otras, no tanto.


Pero tu presencia es lo que mueve mis sentidos.



Tu despierto, me despierta. 


Tu durmiendo eres mi Dios, reposando en casa, y yo cuido tu sueño.


Tu mirada es un rayo de luz, cuando me doy cuenta de tu despertar...


Sus manos sobre mí, tienen la ligereza de la paz.


Y, cuando Tu sales, todo está vacío otra vez...

Y vuelvo a esperarte siempre y siempre...


Por el sonido de tu coche;


Por tus pasos;


Por tu voz;


Por tu estado siempre inconstante del humor;


Por tu olor;


Por tu reposo bajo mi vigília.

Por tus ojos;


Por tus manos.


Y soy feliz asi.

Yo soy el que te espera: 


_¡Soy tu perro!


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Es más, quienes poseen un animal, tiene un "Ángel" para guardarlos...


Son los Ángeles de cuatro patas...


Hay personas que no les gustan los perros. 

Estos, por supuesto, nunca tuvieron en su 


vida un amigo de cuatro patas o, si tuvieron, nunca miraron dentro de sus ojitos para darse 

Un perro es un ángel que viene al mundo a enseñarnos el amor.

¿Quién más puede dar amor incondicional? 


Amistad, sin pedir nada a cambio; 


Cariño, sin esperar regreso;


Protección, sin ganar nada; 


¿Fidelidad, 24 horas al día?

Ohhh, nada de nada de que los padres hacen eso. Los padres son humanos y, cuando riñen 


a sus hijos, tienden a enojarse y afastarse...

Sin embargo un perro no se va lejos!


Incluso cuando les reprendemos vuelve con la cabecita baja, a pedir disculpas por algo que


 a lo mejor no ha hecho... Y lamen nuestras manos para pedir perdón.
Algunos ángeles no tienen alas,

tienen cuatro patas;


un cuerpo peludo, 


nariz de bola,


orejas atentas,

mirada de angustia y necesidad.

A pesar de este aspecto, son como Ángeles como muchos otros


(como aquellos con alas) y se dedican a sus amos humanos tanto como cualquier Ángel suele

 dedicar.

A veces un ser humano lleva el disfraz de Ángel y sale a las calles para salvar alguno

Ángeles abandonados tirados a la suerte. Curan sus heridas, les dan de comer y a veces los


acojen en su vivienda. Sólo para tener la sensación de haber ayudado a un ángel..

Dios, cuando nos hizo humanos, ya sabía que necesitaríamos de guardianes materiales que

nos quitase del cuerpo las aflicciones de los sentidos y que nos permitiría sobrevivir cada

día con casi nada, más allá de la mirada y la lamida de un perro.